QUÉ RICOS TAN POBRES…

24 de Junio de 2010

La gente está tan atareada en criticar vidas ajenas que no se acuerdan de que tienen una propia. Debe ser para no pensar en ella precisamente que prefieren estar constantemente metiéndose en la de cualquiera. Qué vida tan triste…no me imagino pasarme los días mirando a la vecina por la ventana para ver cuándo sale y cuando entra, en lo que trae y en lo que lleva, en quién entra o sale de su casa, si se le ve limpiar o no y estar pendiente de lo que trae en las manos si ha salido, cuando vuelve.

En mi caso, lo peor que he escuchado hace poco es: «No sé cómo puedes vivir aqui». Solo por el hecho de que vivo con animales que merecen más respeto por mi parte que esta clase de gente con la mente tan retrógrada, que sin problema ninguno, no podrían, sino deberían debido a su cociente intelectual, tener la pared de sala a cambio del estuco tan propio de la actualidad y de los bolsillos pudientes, pintados bisontes de aquella era. De aquel siglo perteneciente a su misma mentalidad. Que aunque su cuerpo habite en el 2010 año en que vivimos, su mente es solo digna de una era cavernaria porque no tiene más cabida. Y tanto me envenena la sangre tener que guardarme las palabras que se disparan en mi mente por no poder escupir lo que deseo en ese momento porque es alguien cercano a mi pareja, que con el paso de los días me va convirtiendo ese veneno en una alimaña.

Hay quien ha visto cómo abro un cajón y me quedo con el pomo en la mano, cómo abro otro y el fondo se desclava y se cae todo al suelo, cómo tengo la fregadera sujeta con libros y una madera para elevarla porque se hundió por la humedad, cómo tengo tan poca luz que se asombra de que seamos capaces de vivir sin apenas encender los interruptores a pesar de la oscuridad de la casa, cómo mis gatos se pasean a sua anchas por toda la casa a su libre albedrío y sin reñirles, cómo llevo la ropa con un montón de pelos de gato pegados por descuido y costumbre, cómo voy siempre tan despeinada porque me la suda «el qué dirán», cómo mis gatos «están tan canijos»  «y tantos enfermos» por falta de un pienso en condiciones y de medicamentos porque la economía es la que manda y ordena.

Hay quien ha visto tantas cosas y las sigue viendo. Hay quien habla tanto, que solo con mirarles me pesan sus palabras como una vida entera. Quien critica tanto reniega de su procedencia. Se niengan a recordar su pasado y las calamidades que pasaron, pero la vida les dio un vuelco y les hizo ricos. Ricos de plástico y pobres de alma, corazón y mente. Pobres de vida interior, sentimientos y capacidad de empatía. Pobres de futuro incierto y ricos de olvido. Pobres de compasión y ricos de vanidad. Tanto da el dinero que se funden los valores. Tanto dan las comodidades que se olvidan los principios. Tanto da, que necesitan simular una vida ajena para disfrazar la suya.

«Damas» y «caballeros»…váyanse a la mierda y ahóguense en sus billeteras, que la que suscribe es pobre en monedas pero rica en sensatez y no precisa de falsos judíos.

Published in: on 24 junio 2010 at 0:42  Comments (2)